Los hechos que se sucedieron en esa semana de mayo entre el 18 y 25 de mayo de 1810, no fueron repentinos sino que fueron la consecuencia del descontento popular, donde bajo el dominio español, el país atravesaba una época de desigualdad económica y la gente común no se veía representada por jefes que respondían al rey de España y donde la corrupción política era normal.
Pero una rebelión contra las autoridades
españolas era inminente y se necesitaban líderes patriotas dispuestos a
lograrlo y se llevó a la conformación del primer gobierno patrio.
Este proceso significó dejar atrás la
figura del virreinato y la dependencia con España, con la cual se rompieron los
vínculos y es considerada el punto de partida del proceso de independencia, que
culminó el 9 de julio de 1816, en cuya fecha se consagraría nuestra
independencia definitiva.